RESEÑA:
Wingberg,
Liliana, (2004). “Umbrales del ensayo”,
México, CCYDEL-UNAM,
(101 pág)
Por: Iván
Lizz
En “Umbrales del ensayo”, escrito por Liliana Weingberg (crítica literaria), es
posible encontrar una gran conceptualización
respecto al ensayo como género académico.
En principio, se aproxima a una definición en la que sostiene, que el
ensayo es un texto en prosa, donde se despliega una opinión, una visión
personal, y que es fundamentada en la propia experiencia. Esto lo dice pensando
en que cada uno ve al mundo de manera destinta, por ende, lo que se escribe será de acuerdo a la visión del escritor.
La preocupación por la expansión y la información bien detallada en cada
apartado, hace que el texto cobre relevancia. De esta manera, cada oración y cada
frase aquí presente, deja algo nuevo que
interpretar. El artificio de Apelar siempre a escritores reconocidos, como
Jorge Luis Borges, o al filósofo francés, Michael Foucault, entre
otros, también funciona como un aspecto
sumamente importante y positivo al momento de revisar y analizar el tema en
cuestión, ya que de ellos, mucho hay por aprender.
En relación a la estructura que se plantea, se toman en cuenta algunas
cosas de manera conjunta, que conformarían lo que realmente es un ensayo. Los diferentes
elementos que lo integran, se puntualizan de manera muy minuciosa. Su análisis
comienza con ideas desde Michael
Montaigne, quien empleó por primera vez el término allá por los años 1580, hasta los más
contemporáneos. En este sentido, la figura del autor cobra un peso relevante, tanto el empírico, como el que construye el propio texto, ese efecto del
discurso del que habla Foucault, que se
hace vigente al momento de comenzar a
ensayar, y responsable a partir de lo que produce.
El texto del ensayo, como todo
texto, bebe ser un conjunto de anunciados con sentido, lo cual significa que el
lector al momento de leerlo, pueda
conocer, entender, y comprender lo que en simples palabras allí se expone. Por
otro lado, es fácil detectar que a lo
largo de todo el entramado textual, se
tiene en cuenta la postura y los ejemplos de Montaigne, y de
otros destacados del pensamiento literario e intelectual, (tales como Borges y
Foucault). Por ejemplo: el hecho de poder plasmar la técnica de Borges al momento
de hacer un ensayo, y transmitirlo es una gran oportunidad, para muchos, de
conocerlo. Sus particularidades producen
una sensación de admiración dentro de la literatura, más para quienes realmente
lo siguen, y lo admiran. Pues, a él le gustaba más la palabra “ensayar” (como
verbo) en el sentido de probar, experimentar, etc. porque allí ponía en juego
su manera de pensar, la posibilidad de
experimentar con el orden de las palabras, las imágenes, los símbolos, las
ideas, y esto es precisamente, lo que pone al texto en un lugar preponderante .
Para dar cuenta de esta enunciación
discursiva de la que se está tratando, también se tiene presente en papel de la
lengua, la cual funciona como el
principal vehículo con el que se transmiten todas las ideas que provienen del
mundo de la experiencia. Sin ella esto no sería posible. Muchas veces,
lo que se vive de manera privada, es
necesario hacerlo público. Es en este instante, en donde el lenguaje debe
manifestarse, por una parte como convención o institución social, y por otra, como patrimonio íntimo de cada uno.
Se dice que enfrentarse a un texto,
es encontrarse con un nuevo mundo, es hacerse partícipe de lo que se propone, y
la vez, atravesar el umbral con la
expectativa de conocer lo innovador, lo desconocido, algo verdaderamente
nuevo. Es así, como el umbral más
importante, en esta ocasión, es el
contexto, debido a que cuando se trata
de describir una situación, siempre tiene que ver con circunstancias históricas,
políticas o sociales, que están íntimamente relacionadas
con lo que se escribe, o viceversa.
¿Por qué se debe leer “Umbrales
del ensayo”?
Porque es un texto, en el que los contenidos se encuentran organizados,
los conceptos que se definen poseen una vasta explicación con la que el lector
podrá entender de manera más sistematizada y clara a cada uno de ellos. Es útil, y recomendable,
sobre
todo para quienes se encuentran con interés referido a las letras, o más
bien aquellos que deseen realizar una producción textual (no necesariamente) ensayística,
ya que no sólo brinda herramientas para
abordar el ensayo en sí, sino que además intenta resaltar algunas cuestiones que tienen que
ver con la situación de escritura que inicie cada uno como sujeto individual.
Montaigne, decía
que hay que conocerse a si mismo y tratar de escribir lo que uno siente,
ensayarse, experimentarse pero no sólo como un ser aislado, sino que se debe
tener en cuenta la relación con el mundo. El ensayo es un ejercicio de
sinceridad, quien hace un ensayo, está dando cuenta de ciertas cuestiones de
manera transparente.